Mittwoch, 3. Februar 2010

MUNDIAL

Tan muchas emociones e instintos se reducen a la identidad del pequeño balón. Y esa identidad del balón se expande a cada aspecto de nuestra coexistencia. Irrefutable prueba de los deseos irracionales de nuestra alma, de la magia gigantesca que hay en los objetos inútiles. Y mientras de noventa minutos sabemos que no hay nada más fascinante que un balón marchando a través de acerados piernas de defensores, dirigidos por unos toques sutiles, que un tiro que efectuado en desespero e ilusión se vuelve más largo y largo y — sólo besa el travesaño, que un sombrero que, como afuera de los reglas del tiempo, tierno planea en el gol por encima del violento pero impotente hormiguero de la defensa. Los árbitros, príncipes odiados que encienden los nervios, los técnicos, brujos poderosos con cara misteriosa... El fútbol es otro mundo y es una gracia maravillosa poder poner unos pasos dentro de él.

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